Anoche cuando sali de la casa chispeaba un poco todavía. Era de esas tardes revueltas que está nublado y llueve pero no llueve. Y de lo único que sirve es para que te ponga el coche perdido y tengas que ir a lavarlo de la vergüenza que dá verlo. Por eso llegué tarde al ensayo de la comparsa de Arroyo de la Miel.
Cuando llegué a la puerta se podían escuchar los primeros compases de lo que parecía una presentación, y me dije... Nono, date la vuelta que la mar está bravía y esto está lleno de calvos. Pero me armé de valor y allí me senté, esperé a que terminaran como debe de ser, luego las presentaciones y me senté a escuchar y a tomar nota que es lo mío.
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Y ahí me los dejé, con su nueva cuarteta escuchando a Ginés y disfrutando de una nueva música en su repertorio.
Desde estas páginas desearos mucha suerte, que ya sois como mis hermanos.